Deluz y Compañía es más inteligente al abrir su pensamiento a los 160 trabajadores

«Estaba acostumbrado a llegar y proponer. Los que liderábamos los equipos de cocina y sala trabajábamos juntos, hacíamos nuestras propuestas y luego implantábamos las recetas con una formación al equipo de cada restaurante. Lo que solía ocurrir, y que nos provocaba mucha frustración, es que volvías al cabo de dos semanas y parecía que no hubieras hecho nada antes. Implantar imponiendo no funcionaba»

Las personas sienten recelo, sienten imposición, que no cuenta su opinión y no se sienten partícipes. Al final, parecía que era una cuestión de dejadez cuando en realidad es que no se sentían partícipes de la idea y, por lo tanto, no surgían ganas de hacerlo bien. Sin querer, la energía colectiva se convertía en degeneración y algo rico acababa siendo mediocre.

Ahora, al compartir las ideas, surgen otras nuevas. Primero, porque los que están en el día a día de los procesos se plantean más el porqué de las cosas. Segundo, porque, dejando un espacio para que todos puedan expresarse, surgen voces inesperadas de personas que, a priori, nunca hubieras imaginado que tuvieran esas inquietudes. Dejas de tener prejuicios, dejas de pensar que solo unos pocos pueden ser motores de creatividad. Empiezas a sentir que entre varios surgen puntos de vista diferentes que te hacen plantearte cosas e incluso disparan pensamientos nuevos gracias a la intervención de todos.

Nos ha pasado con cocineros que pensábamos que no eran creativos, y resulta que lo son; con repartidores que han dado ideas de platos que han funcionado, con camareros que han pasado de tener una voz muy pequeñita porque no se les dejaba por su personalidad, a convertirse en líderes naturales de proyectos porque les apetecía. Y cuando a uno le apetece algo siempre lo coge con más ganas.

El cambio que hicimos con el buffet de Días Desur con esta manera de compartir ideas, dudas y que la gente adquiera compromiso de seguimiento, ha sido la mejor apertura de restaurante que jamás hayamos hecho desde que existimos. Es más, pienso en el pasado de Deluz y Compañía y cuánto nos habríamos ahorrado en sufrimiento, en desesperación y frustraciones si hubiéramos empezado antes. Todo lo que se acordaba, se ejecutaba y se mantenía sin necesidad de estar recordando, sin imponer. Y funciona.

La inteligencia siempre estuvo ahí, junto con el conocimiento y la experiencia, pero quizás no lo aprovechábamos de la mejor manera.

Durante muchos años, la toma de decisiones residía en unos pocos. Al principio eran pocos los restaurantes y podíamos hacernos cargo, llegando a transmitirlo a todos los compañeros. Pero con el tiempo, en la medida en que fuimos creciendo, el trabajo nos fue comiendo y, sin querer, nos fuimos alejando del día a día.

Unos pocos de nosotros hacíamos reuniones muy largas sin sentido en la oficina de López Dóriga. Cuando, por ejemplo, empezábamos una nueva promoción en Días Desur, llegábamos y decíamos: «Esto, esto y esto». Todos nos miraban con caras raras, como si no entendieran lo que dijéramos. A nosotros no nos parecía complicado, claro, había salido de nuestra reunión. Salían mal porque no involucrábamos a nadie y la frustración se repartía entre todos.

Es cierto que el primer año se han hecho muchos cambios a nivel organizativo que todavía no han dado sus frutos. Sin embargo, en los equipos observas cómo hay una especie de “amor propio” por mejorar, y ya no es una cuestión de grupo o de resultados por la viabilidad de la empresa, lo ven más a corto plazo desde un punto de vista muy personal.

Todo esto produce que el nivel de implicación sea mayor. No quiere decir que el personal esté más contento (que es algo demasiado genérico), sino más consciente de la realidad de su día a día, y de alguna manera esto les hace prepararse mejor ante todo lo que les sucede.

Tendremos que ir viendo poco a poco cómo preparar el futuro que nos espera. Hasta este momento, por suerte, todos los procesos, ventas y resultados van mejorando y acompañando mucho en los mensajes, por lo que esto nos ayuda a tener a los equipos motivados.