Deluz y Compañía: ¿Quiénes somos y cuál es nuestro propósito evolutivo?
Deluz y Compañía nació el 6 de enero de 2006 con la inauguración del primer restaurante del grupo: Deluz. Los hermanos Lucía y Carlos Zamora, junto con su madre y su hermano pequeño, los fotógrafos y decoradores María Gorbeña y Pablo Zamora, pusieron en marcha este primer proyecto en el que fue el hogar de su abuelo, una casa inglesa de los años cincuenta situada en pleno Sardinero.
Carlos venía del mundo de la restauración; durante varios años fue el director de I+D+I del Grupo Vip’s. Y Lucía, abogada, trabajó en Cantabria Acoge y, además, fundó la primera cooperativa de abogados de Cantabria. Aunque venían de dos mundos distintos, vieron que ambos podían converger si unían sus talentos.
Unos meses después de la inauguración de Deluz se dieron cuenta de que no tenía sentido hacer donaciones a ONGs en su empeño por crear una hostelería social si la carne que compraban venía de Polonia. Así que pensaron que el primer paso para ser sostenibles era empezar a comprar los alimentos a los pequeños productores locales, muchos de ellos ecológicos.
En el camino encontraron a ganaderos como Conchi, María Montesino, Aurelio o Ángel Luis. Empezaron a ir ellos mismos en persona a la lonja de Santander para pujar por el pescado. Conocieron a María Jesús, de Los Tiemblos, a Chencho y sus lechazos de Polaciones, a Rafa y sus corderos de Bejes. Viajaron hasta Fariza para visitar a Alonso y sus quesos zamoranos o hasta Segovia para conocer los huevos ecológicos de gallinas felices de Guillermo.
Poco a poco fuimos creciendo. En junio de 2010 abrimos El Machi, la taberna marinera más antigua de Santander. Nos lanzamos a la aventura madrileña en abril de 2013 recuperando La Carmencita, la segunda taberna más antigua de Madrid. Su vecina de calle, la tasca neocastiza Celso y Manolo, abrió sus puertas en mayo de 2014. Nuestro tercer restaurante en Santander llegó mayo de 2015, El Italiano. Y solo seis meses más tarde, La Vaquería Montañesa, en la capital. Nuestro tostador social Café Angélica abrió sus puertas en abril de 2017 y La Caseta de Bombas, junto a la bahía de Santander, en junio de ese mismo año.
En todos estos años, además, hemos ayudado a crear dos empresas sociales: la primera cooperativa de ganaderos ecológicos de Cantabria, Siete Valles de Montaña. Formada por siete ganaderos y ganaderas valientes de distintos valles de Cantabria: Campoo, Polaciones y Valderredible. Y de la que nosotros somos socios colaboradores. La cooperativa se sustenta en cuatro valores principales: el bienestar animal, la salud del consumidor, la protección del medio ambiente y la supervivencia de nuestros ganaderos, de su oficio y la lucha contra el despoblamiento rural.
Y Depersonas Cocinando con Sentido es un catering social que creamos junto con la asociación Ampros en 2010. En la actualidad, preparan a diario más de mil comidas con producto ecológico y de cercanía, destinadas a colegios públicos y centros de mayores en Cantabria.
Por esta labor social hemos recibido varios premios: el Premio Pyme de Expansión en la categoría RSC (2011), fuimos Premio Nacional de Hostelería FEHR (2011) y el Premio Incopora La Caixa en la categoría Empresa (2013). Además, fuimos finalistas junto con Depersonas Cocinando con Sentido del Basque Culinary World Prize en 2016.
También en 2017 lanzamos nuestra consultora de proyectos hosteleros, Deluz y Compañía Consultores para asesorar a restaurantes que empiezan o a otros que ya llevan algunos años y quieren dar una vuelta a su concepto; a hoteles, startup o a empresas que quieren hacer un proyecto de RSC, entre otros. Entre nuestros clientes contamos con Brittany Ferries, la mayor compañía de transporte marítimo de Francia, a quienes hemos ayudado a transformar sus nuevos barcos para la ruta Inglaterra-España –que estará listo en 2020– en una experiencia de viaje completa. Hemos diseñado las cocinas, el concepto de los cuatro restaurantes y el branding de este proyecto, que sigue en marcha y en el que seguimos trabajando. O el Real Club de Golf de Pedreña, con quienes hemos llevado a cabo una transición en su restaurante, que ha pasado de tener una gestión externa a gestionarlo ellos mismos. Trabajamos junto con la dirección del campo de golf para entender cómo es la gestión de un restaurante en todos sus ámbitos; les hemos aconsejado sobre la incorporación de personal, sobre la propuesta de una oferta gastronómica actual acorde a sus socios y les hemos dado una visión profesional de un negocio de hostelería.
En la actualidad, formamos Deluz y Compañía 160 personas de 21 nacionalidades distintas. Somos un equipo que se cuida, que se quiere. Trabajamos con compañerismo y, en muchas ocasiones, amistad. Desde 2018 estamos inmersos en un profundo cambio para convertirnos en una empresa TEAL. Os invitamos a navegar en esta web para descubrir todos los detalles.
Nuestro propósito evolutivo
Lucía Zamora
Nacimos para dar de comer rico y para hacer felices a los que comen, a los que se encuentran sin prisas con sus amigos, parejas, familias, amantes o con sus compromisos laborales. Para recuperar recetas históricas en vías de extinción que son patrimonio de la humanidad porque ya no encontramos tiempo para pochar y pochar. Porque nosotros queremos que nuestros hijos coman albóndigas en salsa rubia y calamares en su tinta, pero cuando llegamos a casa por la noche ya solo nos da tiempo a hacer recetas al wok.
Hemos venido para crear restaurantes bonitos, para darle al espacio la importancia que merece. Por eso nos gusta recuperar locales con una historia importante, pero olvidada, para no perder nuestra memoria e identidad. No nos gustan las ciudades iguales, los locales idénticos y las modas obligatorias. Hemos venido para generar belleza porque la belleza genera más belleza. Creemos que la energía que fluye en nuestros restaurantes te lleva a conversaciones que te alejan de la fealdad.
Hemos venido para regalar nuestras sonrisas bonitas cuando servimos un café, ponemos un vino o llevamos un plato a la mesa porque nos gusta transmitir nuestra energía bonita a los otros para calmarles, para alegrarles, para relajarles, para que se sientan tranquilos. Para poder estar con un vino y con la mirada del otro. Hemos venido para escuchar al otro y para entender sus necesidades y sus creencias, y hacerles felices con nuestras recetas vegetarianas o sin gluten.
Nacimos para dar de comer con los mejores productos, que son los de kilómetro cero, los producidos por ganaderos y productores de nuestra tierra, los artesanos, los ecológicos, los elaborados de una forma respetuosa para el planeta. Para enseñar que esos son los productos que le sientan bien a nuestro cuerpo y a nuestra alma, que nos llenan de energía bonita. Para practicar eso que llaman economía circular y hacer un mundo sostenible. Para trabajar con sentido común y recuperar el que nos está faltando como mundo. ¿Acaso tiene sentido que pongamos carne de Polonia en nuestros restaurantes cuando somos de Cantabria y tenemos unos ganaderos de pastos extensivos a los que tenemos que cuidar para que sigan cuidando nuestra tierra?
Nacimos para querer nuestra tierra y cuidarla, y así lo hacemos cuando llevamos esos productos a nuestros comensales y nos llenamos de orgullo.
Nacimos para sacar proyectos transformadores de la realidad, porque no nos gustan los planes de sostenibilidad de Power Points que se quedan en el papel, porque nos aburren y porque nos parece poco sostenible.
Nacimos para crecer económicamente, pero con un crecimiento que fuese compartido y sostenible, y no crecer por crecer sin mirar nada más. Por eso, nuestro crecimiento también es espiritual y energético. Y lo hemos conseguido: con la relación con nuestros productores, con nuestras palabras mutuas de reconocimiento, las comidas que hemos compartido y la forma que tenemos de entablar relaciones de confianza.
Nacimos para ser una empresa donde las personas nos cuidáramos, nos respetáramos, donde se acepta la diversidad y la miramos como una riqueza del ser humano. Nacimos para contarle al mundo que las empresas no tienen que ser lugares de explotación y de sufrimiento, sino lugares de proyectos compartidos colaborativos.
Nacimos para relacionarnos desde un plan de igualdad y de colaboración, y no uno de dominación y sometimiento y por eso iniciamos nuestra transformación TEAL.
Y nuestro viaje TEAL nos ha llevado al inmenso placer y alegría de la escucha compartida y de entender el poder de la inteligencia colectiva, y a entender que Deluz y Compañía es una energía viva que la construimos y movemos entre todos, y que su propósito evolutivo es algo abierto, que iremos construyendo entre todos, con estos nuevos movimientos de energía grupales. De momento, hace unas semanas casi todas las personas de la empresa (a algunos grupos todavía no se les ha preguntado) han ratificado que quieren seguir su futuro en TEAL, así que seguimos con este propósito evolutivo tan vivo.
Nacimos para dar alegría y amor en nuestros platos y con nuestras personas, y para inspirar al mundo sobre que otro formato de empresa da mucha más felicidad, de verdad. Hemos nacido para contar al mundo que es un modelo de empresa que no te roba energía, te la da. La energía vital es tan valiosa y sagrada… Nosotros se la cuidamos a nuestros clientes con nuestras sonrisas y platos, al mundo con nuestra relación con los productores, y a nosotros mismos con esta convivencia vital.
¿Por qué un movimiento TEAL?