Los valores y las líneas rojas de Deluz y Cía.: una creación en equipo

«Los valores son la personalidad de una empresa. No pasa desapercibido que Deluz y Cía. está cimentada sobre unos férreos principios. Ahora había llegado el momento de ponerlos en común y dejarlos por escrito»

Contamos con la ayuda de Ouishare para este trabajo: con cuatro talleres, dos en Santander y dos en Madrid, conseguimos poner en común los valores de Deluz y Compañía y también las líneas rojas, esos límites que nunca se deben cruzar. Durante el ejercicio, primero los escribimos de manera individual, luego en pequeños grupos y, finalmente, los expusimos.

No es una casualidad que en los cuatro talleres salieran valores parecidos; son una realidad que se percibe rápidamente por trabajadores y clientes. Forman parte de la historia de 13 años de Deluz y Compañía y se nota en sus proyectos, en sus recetas, en sus productos, en sus nuevas aperturas… Siempre han estado latentes, pero el cambio TEAL nos ha dado una visión diferente y creímos que este era un buen momento de ponerlos en común; seguramente, si lo hubiésemos hecho antes de 2018, solo unos pocos hubiesen decidido por escrito qué valores, conductas positivas y líneas rojas eran las de Deluz y Cía., la información no hubiese llegado a todos de igual manera, casi nadie se hubiese sentido partícipe ni del proceso ni del resultado, y tampoco hubiésemos alcanzado pensamientos y visiones tan diversos.

Finalmente, los agrupamos en cinco grandes apartados: sostenibilidad y transformación social, cocinar rico, ser majo con el cliente, responsabilidad económica y TEAL. En esos talleres diseñamos también las conductas positivas y las líneas rojas con la misma dinámica: personalmente, en grupos y puesta en común. Y también se repitieron muchas ideas en los cuatro talleres.

Pasadas unas semanas, con todo el trabajo hecho, tocaba depurar. Compañeros de Madrid y Santander nos apuntamos voluntariamente a la puesta en común en una mañana que sirvió para debatir y votar cuáles eran las líneas rojas, cuáles eran las conductas aceptada y ayudar a definir cada valor de la empresa.

Teníamos varios folios con todas y cada una de las ideas que habían salido en los talleres; agrupamos las que se repetían y las colocamos en función del valor al que pertenecían. Hicimos un gran ejercicio de síntesis; todo nos parecía importante, y lo es, pero era necesario condensarlo en algunas ideas. Así que votamos cada una de las conductas, positivas y negativas, y este fue el resultado final. Como había un representante de cada local, se encargó en los días siguientes de contar a los compañeros en qué había consistido el trabajo y cómo había quedado este documento definitivamente.